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2. El juego y su potencial

El juego ha sido una constante en la evolución humana, desempeñando un papel esencial en el desarrollo cognitivo, social y emocional de las personas. Desde la infancia, el juego facilita la comprensión del entorno, la adquisición de habilidades, el aprendizaje emocional y la formación de vínculos sociales. Su capacidad para involucrar y motivar ha llevado a su aplicación en diversos ámbitos de la sociedad actual, destacando la gamificación como una estrategia emergente basada en el juego.

Jugar no es solo un proceso de entretenimiento también incorpora procesos importantes de aprendizaje y mejora a diferentes niveles como son: físico (coordinación, equilibrio, habilidades motoras, desarrollo físico saludable,…), social (fortalecimiento de vínculos afectivos, aumento de las relaciones sociales, generación de empatía, …), cognitivo (fomento de la creatividad, resolución de problemas, aprendizaje activo,…) o emocional (reducción del estrés, aprendizaje emocional, aumento de la felicidad,…)

Un estudio reciente indica que más de la mitad de la población mundial (3,200 millones de personas) se consideran jugadores. También refuerza la idea de que está cambiando el prejuicio debido al juego, al promoverse hábitos de juego positivos. El potencial del juego trasciende el mero entretenimiento, posicionándose como un recurso valioso para abordar desafíos actuales en múltiples ámbitos de la sociedad.