Foro del Módulo 2

Buenas tardes,

La cultura de la violación es un fenómeno alarmante y profundamente arraigado en todas las sociedades, que se manifiesta en actitudes, comportamientos y estructuras que perpetúan la violencia de género y la deshumanización de las mujeres y disidencias. No se trata de afirmar que todos los hombres son agresores, sino más bien de reconocer que vivimos en un sistema que socializa a hombres y mujeres en roles de género desiguales, donde la masculinidad se asocia frecuentemente con el poder, la dominación y la violencia.

La performance "El violador eres tú" de Las Tesis es un poderoso recordatorio de esto. Esta protesta fue creada por un colectivo feminista de Valparaíso, Chile, con el objetivo de manifestarse en contra las violaciones a los derechos de las mujeres y disidencias del sistema sexo/género en el contexto de las protestas en ese país en 2019. Concretamente, se utilizó el arte como herramienta de resistencia y visibilización, desafiando las narrativas que han normalizado la violencia y el abuso. A través de su mensaje contundente, invita a la sociedad a reflexionar sobre cómo las estructuras patriarcales han moldeado nuestras relaciones y percepciones, generando un ambiente donde la violencia puede ser justificada, minimizada o incluso ignorada. El potente himno feminista resonó en ciudades de todo el mundo. Link al video:

Es crucial entender que la lucha contra la cultura de la violación implica no solo visibilizar los actos de violencia extrema, sino también cuestionar y deconstruir las microviolencias cotidianas que se dan en nuestras interacciones diarias. Estos son los pequeños gestos, comentarios o actitudes que, aunque puedan parecer inofensivos, refuerzan la idea de que existe una jerarquía de poder sustentada en el género.

Todos tenemos la responsabilidad de participar en este cambio cultural. Esto significa no solo actuar en contra de la violencia a nivel individual, sino también ser parte de un movimiento colectivo que desafíe estas dinámicas. Al hacerlo, no solo se promueve un ambiente más seguro para todas las personas, sino que también se fomenta una comprensión más profunda y empática de las experiencias de las mujeres y las disidencias, reconociendo su voz y sus derechos como fundamentales. La transformación comienza con la educación, la reflexión crítica y la sororidad.

Desde hace mucho tengo una cuestión a la que no encuentro una solución en ningún lado, y es, ¿cómo hacer para que los hombres se impliquen? ¿Para que se sientan responsables de este tema? Porque cada vez que ocurre un suceso así lo que más escucho por parte de personas cercanas como de personas en las redes sociales, es: no todos los hombres somos así, no nos metas a todos en el mismo saco, no puedes generalizar... Solo veo escusas y justificaciones. Estos debates me terminan cansando porque no sé que decir o hacer para hacerme entender y que no se sientan atacados. Siento que nos hemos atascado, que cada vez hay más hombres que reniegan el feminismo y lo ven como una amenaza, sobre todo en chicos muy jóvenes, lo cual me parece algo preocupante.

Sí, todos los hombres; sin ninguna duda. Como hombre, me siento interpelado y cuestionado. Me gusta tal tesitura: me lleva a reflexionar, a leer, a aprender, a escuchar historias personales e íntimas y valorarlas; a "de/reconstruirme", en definitiva. En absoluto me molesta que se me interpele; bien al contrario, es una oportunidad más de mejora y aprendizaje: ejemplo, este mismo curso.
En referencia al caso concreto de Gisèle Pélicot, he visto titulares periodísticos -en la prensa generalista e hipersubvencionada, la que siempre responderá a los mandatos de sus dueños y del patriarcado- que, en general, apelaban al mismo patrón vomitivo de conmiseración hacia los hombres delincuentes, frente a una neutralidad vergonzante ante la víctima-superviviente o ante las estructuras patriarcales que provocan tales hechos: "unos hombres NORMALES"; unos hombres "CON VIDAS NORMALIZADAS: con esposas, madres (sic) e hijos/as"...
¡Cuánto tenemos que avanzar, todavía!.

El problema está en que poquísimos hombres se sienten con la labor de intentar implementar valores y respeto en su círculo, la mayoría prefieren minimizar la gravedad de las actitudes machistas de sus compañeros tanto en ámbito privado como en público y sacarse ellos mismos del saco. Cuántos gestos machistas y denigrantes podríamos ver solo en una noche de fiesta en cualquier lugar del mundo de grupos de hombres hacia otras mujeres, y ninguno hace ni dice nada, sólo se retroalimentan entre ellos negativamente. De todas formas aquellos que sí respetan e intentar educar a sus amigos estos siempre acaban invalidándolos porque de alguna forma son conscientes de que lo que hacen no está bien y no lo quieren escuchar.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en que el silencio es uno de los grandes retos a romper.
Ese #NotAllMen que tanto nos echan a la cara con furia ante casos así, nos lo echan, desde la cobardía y la situación de poder, a las mujeres.
Ese #NotAllMen es el que hay que decirle, (no digo ya, ni siquiera gritar enojados como a nosotras), a otros hombres, cuando delante de ellos, actúan devaluando a todo el género masculino.
Pero, claro, enfrentarse, afearle la cara, a otro hombre, es más difícil. Saben que van a pagar las consecuencias. Nunca sale gratis posicionarse frente al patriarcado. Nosotras lo sabemos muy bien.
Ese es el valor que hace falta. El de unos hombres diciéndoles a otros que no.
Porque a los machistas, (y lo dejo ahí), lo que pensemos nosotras les da igual. Si nos enojamos, igual hasta les pone.
Lo que sí les afecta a los tíos es no tener el apoyo de sus iguales, (que nosotras no lo somos).
El cambio de los hombres pasa por revisarse, sí. Y esa revisión implica romper con el código de fidelidad de los hombres hacia el resto de los hombres. Pasa por estar dispuestos a dañar la masculinidad del hombre que tienen enfrente, no validando con acción o silencio. Pasa por aplicar la valentía a una esfera de su vida en la que está prácticamente virgen.

Me han encantado las aportaciones de este foro. También me he sentido identificada con la reflexión acerca de cómo conseguir la implicación de los hombres y la respuesta es través de la sensibilización y visualización de cursos como este.

Una ayuda importante sería si consiguiéramos que los medios de comunicación se implicaran adecuadamente y ayudaran a promover el feminismo. Y luego pues como siempre. cambiando la educación que se da en los colegios y escuelas que son la base de lo que reciben los niños y niñas.

Y así pasito a pasito, conseguiremos ir haciendo un mundo más equitativo e igualitario en el que todas y todos podamos convivir.